Pobre, pobre Steve Albini. Ni un día de furia tonto puedes tener. Escribes un mail diciéndole a un artista electrónico (sic) que te deje en paz y que por ti como si usa tus palabras para poner un anuncio (¡era una forma de hablar!) y eso es exactamente lo que acaba pasando. Maldita ironía, tan de 2015. Eso es ironía, por cierto.
Todo empezó cuando el productor y responsable de bandas como Big Black, Shellac y Rapeman (y productor de grandes hits de Pixies, Breeders, PJ Harvey, Nirvana o Bush) recibió un mensaje de Oscar Powell, artista electrónico y fan de Big Black, que le pedía permiso para samplear el tema Insomniac. Albini, una persona poco dada a los divismos (o muy dada, pero que se toma el divismo a su manera), ya que graba a cualquiera que se lo pide (aunque no a todo el mundo le cobra lo mismo) y no quiere salir en los créditos de los álbums que produce, accedió al uso del sample. Pero no sin enviar antes un recadito a Powell:
Hey Oscar,
Sounds like you’ve got a cool thing set up for yourself. I am absolutely the wrong audience for this kind of music. I’ve always detested mechanized dance music, its stupid simplicity, the clubs where it was played, the people who went to those clubs, the drugs they took, the shit they liked to talk about, the clothes they wore, the battles they fought amongst each other…
Basically all of it: 100 percent hated every scrap.
The electronic music I liked was radical and different, shit like the White Noise, Xenakis, Suicide, Kraftwerk, and the earliest stuff form Cabaret Voltaire, SPK and DAF. When that scene and those people got co-opted by dance/club music I felt like we’d lost a war. I detest club culture as deeply as I detest anything on earth. So I am against what you’re into, and an enemy of where you come from but I have no problem with what you’re doing…
In other words, you’re welcome to do whatever you like with whatever of mine you’ve gotten your hands on. Don’t care. Enjoy yourself.
Steve
Claro, ¿no? «Siempre he detestado la música de baile mecánica, su estúpida simplicidad, los clubs donde suena, la gente que va a esos clubs, las drogas que toman, la mierda de la que les gusta hablar, la ropa que llevan, las batallas que les enfrentan…» y remata afirmando que la odia al ciento por ciento. Por supuesto, no pierde tiempo en reivindicar la música electrónica a la que él encuentra sentido (recordemos que Big Black, con su abrasivo punk con bases electrónicas se anticipó a la explosión industrial y alternativa de los noventa): White Noise, Xenakis, Suicide, Kraftwerk, Cabaret Voltaire, SPK, DAF… Albini termina afirmando que no le importa lo que haga con su música y que se divierta.
«Bueno, al menos me ha dado permiso», debió pensar Powell, ¿no? No: fue más allá. Divertido con la contundencia de la respuesta de Albini, le pidió permiso para usar el mail promocionando el disco. Albini le respondió rápidamente: «Sigue dándome igual«. Barra libre.
Powell contrató una valla al este de Londres y colocó una reproducción del email de Albini, tal y como recoge Pitchfork. A Albini puede darle igual, pero debemos reconocer que sus supervillanos saben cómo capear la corriente en contra.
Este es el ciertamente horrendo disco de Powell. Insomniac comienza en el minuto 31:33