El estreno de Black Panther supone la consagración de un fenómeno precedido por series de televisión y personajes secundarios afroamericanos en diversas producciones superheroicas de cine y televisión de los últimos 15 años. Los cimientos se construyeron en apariciones puntuales dentro de subgéneros como la blaxploitation y el Kung fu. Antes de Luke Cage estuvo Jim Kelly y antes de Black Lightning, M.A.N.T.I.S. (el Ant-Man negro de Sam Raimi).
A finales del siglo XX, Pantera Negra era un superhéroe con pedigrí y con alguna etapa de culto, pero al que nadie se había tomado en serio desde los años setenta. Al icono del afrofuturismo se le estaba escapando el futuro. Justo entonces, todo cambió.
Black Panther, de Ryan Coogler y protagonizada por Chadwick Boseman y Lupita Nyong’o, es la 18ª película del Universo Cinematográfico Marvel, y la primera que se anuncia como un verdadero acontecimiento cultural. El largo camino de Wakanda a Hollywood que Pantera Negra ha recorrido durante 50 años de cómics ha permitido forjar a un héroe sobre el que se depositan expectativas excepcionales.