En 2019 se cumplen veinte años del estreno de Ghost Dog, el camino del samurái, la primera colaboración entre Jim Jarmusch y Wu-Tang Clan. Durante estas dos décadas, varios miembros del colectivo de Staten Island y el director de Ohio han seguido trabajando juntos en varios proyectos, demostrando que para Jarmusch hay vida más allá del rock.
No era alto. No era guapo. No estaba cachas. El actor inglés que falleció el viernes, era un icono de la cultura popular gracias a papeles memorables en películas y series inolvidables. Nos despedimos de él recordando sus logros más allá de Alien, de Harry Potter y de El hombre elefante.
Tras la sonada decepción que nos llevamos hace unas semanas con Gimme Danger, nos reencontramos con el mejor Jarmusch de ficción. Paterson es una comedia dramática depuradísima en la que el director neoyorquino se acerca a aquello que Paul Schrader bautizó como el estilo trascendental. Eso sí, en clave costumbrista y minimal.
Jarmusch ha optado por la vía fácil de la carta de amor de un fan a su grupo favorito. Gimme Danger sigue un orden cronológico y su mecanismo narrativo es simplón: entrevistas con los miembros de la banda, amigos y familiares cercanos, salpicadas de imágenes y grabaciones de archivo.