Para que hoy puedas entrar en un quirófano y el cirujano sepa dónde cortar, hubo un tiempo en el que los hombres de ciencia practicaban con cadáveres robados. Un tiempo en el que cierta gente dedicaba sus noches a colarse en cementerios y sustraer cuerpos de personas recién fallecidas. La historia de estas personas es la que narra Diario de un resurreccionista que publica La Felguera.
- Critica
- mayo 9, 2017