Danzas de brujas y de jóvenes drogados, sectas paganas de ayer y hoy, cenobitas en moto y nostalgia en bicicleta, ultraviolencia indonesia y Nicolas Cage dándolo todo en calzoncillos componen parte del menú ofrecido en el primer tramo del Festival de Cine Fantástico de Sitges.
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¿Los decibelios? Chorradas. A partir de ahora nuestros mejores gritos se miden en Cages*.
‘Nic’ mola tanto que es capaz de custodiar en su casa una reliquia paleontológica de valor incalculable. Y, como en el fondo es un héroe, también sabe renunciar a ella si se lo piden.
Nicolas Cage ayuda a solucionar un secreto en la vida real. Sin ni siquiera intentarlo demasiado. Nos aproximamos un día más a la grandeza inimitable que es ser Lo Cage.