Antes de que una fábula húngara sobre refugiados se llevara el premio, nos despedíamos de Sitges con el retorno de dos entrañables personajes: Chucky y Leatherface.
- Cine
- octubre 15, 2017
Antes de que una fábula húngara sobre refugiados se llevara el premio, nos despedíamos de Sitges con el retorno de dos entrañables personajes: Chucky y Leatherface.
Sitges se aproxima a la clausura con un francotirador iraquí, un tontorrón bucle temporal con psicópata y un postapocalipsis de idílico buen rollo.
Un fantasma con sábana, un western fantasmagórico con predicador depravado, una comedia negra feminista procedente de Indonesia y la juventud del “Carnicero de Milwaukee” marcan el inicio del tramo final de Sitges.
Una triple ración de venganzas, a cuenta de asesinas orientales, presidiarios y mujeres agredidas, ha suministrado la violencia catártica que necesitábamos con urgencia en Sitges, en una programación completada con unas monjas de cuidado.
Canibalismo indie posapocalíptico, conflicto generacional a martillazos, guerra urbana en zona hipster y cristianismo noruego paranormal han formado parte del menú de Sitges para el fin de semana.
La incursión en Hollywood del griego Yorgos Lanthimos ha presidido una programación en Sitges con sitio para el noire rural norteamericano y una doble ración de cine documental dedicado a Psicosis’o al gran Larry Cohen.
La nueva película de Guillermo del Toro ha inaugurado el Festival de Cine Fantástico de Sitges, que este año alcanza su cincuenta aniversario. Una superproducción coreana ambientada, una simpática serie B australiana o una rutinaria home invasion con sectas han completado esta primera jornada.