En los ochenta conocimos a unos peculiares justicieros que encarnaban los miedos e inquietudes que asolaban a los Estados Unidos de la época. Ahora, Damon Lindelof prosigue su historia, trasladando los problemas de los enmascarados a un mundo donde el racismo institucionalizado y el auge del fascismo sacuden nuestro día a día.
Estamos ya, como quien no quiere la cosa, a medio camino de los nueve episodios de Watchmen que Damon Lindelof y su equipo nos han preparado para cerrar el año seriéfilo. Para comprender exactamente cómo hemos llegado hasta aquí, repasamos todas las obras del creador estadounidense –las buenas, las regulares y las malas– en busca de la voz definitiva que ha llegado a marcar el lenguaje televisivo de las dos últimas décadas.
Fue creado como una hipérbole de la extrema derecha, pero aun así hay lectores que creen que Rorschach es la brújula moral de Watchmen. En este personaje en realidad está la clave para entender la obra de Alan Moore, los errores de la adaptación de Zack Snyder y, quizás, los aciertos y errores de la próxima adaptación de HBO.
Tras cuatro décadas de actividad, Alan Moore ha anunciado que no piensa seguir escribiendo para las viñetas a fin de evitar convertirse en una vieja gloria. Nos despedimos del mago de Northampton recordando su decisiva y única influencia en el medio.
Desde que Hollywood se fijó en las viñetas por primera vez, los filmes basados en tebeos que no llegaron a estrenarse (ni a rodarse) han sido legión. Y, en muchos casos, sus proyectos tenían bastante mejor pinta que aquellos que sí se materializaron.
¿Merece la pena que HBO convierta ‘Watchmen’ en un serial televisivo, o haríamos mejor encerrando a Zack Snyder con Rorschach en una habitación oscura?
El comic de Alan Moore y Dave Gibbons podría acabar en HBO, lo que tiene todo el sentido del mundo: televisión seriota haciendo superhéroes seriotes.