Tras ganar dos Globos de Oro, la serie The Marvelous Mrs. Maisel se convirtió momentáneamente en noticia, una con la que estamos encantados. Repasamos lo mejor de esta producción, su historia, sus agudos diálogos y su estética mezclando estilos Hollywood y beatnik de finales de los cincuenta. Presta atención: hablamos muy rápido.
Cuando Amazon sacó el episodio piloto de la última serie de Amy Sherman-Palladino, nadie pensaba que fuera a tener éxito, pero contra todo pronóstico, los espectadores pidieron más. Amazon les escuchó y decidieron producir la temporada entera. Ahora se estarán dando palmaditas en la espalda porque The Marvelous Mrs. Maisel ha ganado dos merecidos Globos de Oro a mejor serie de comedia y mejor actriz de comedia, la brillante Rachel Brosnahan (que os sonará de House of Cards). En su discurso al recoger el premio, Brosnahan le dio las gracias a las personas que han hecho posible esta serie y anima a que se sigan contando historias de mujeres.
Con The Marvelous Mrs. Maisel, Amy Sherman-Palladino lo ha vuelto a hacer. Nos ha tenido enganchados a una serie de ricos blancos norteamericanos de la Ivy League sin que pertenezcamos a ese mundo, y nos ha hecho entenderlo, reírnos, criticarlo y apreciar a sus variopintos personajes que hablan con diálogos a cien por hora. Ver Gilmore Girls, Bunheads y The Marvelous Mrs. Maisel en versión original debería poder convalidarse por un C1 de inglés.
Manhattan, 1958. La protagonista, Midge (o Miriam Maisel) es una ama de casa de buena familia judía que vive en el Upper West Side en los años cincuenta, un escenario donde nos encontramos con gente con mucho dinero y que no se justifica por ello. Para contrastar, bajamos con Midge al downtown (como se baja a los infiernos o a Murcia) y visitamos el histórico Gaslight Café del Village, donde los espectadores son bohemios, gente cool, pobres con cultura y con mucha dignidad. Aquí Sherman-Palladino resucita este mítico local de poetas y músicos folk donde se dio a conocer Bob Dylan, como nos insinuaron con una sombra los hermanos Coen en Inside Llewyn Davis.
Midge acompaña a su marido Joel para apoyarlo en su afán de convertirse en cómico de monólogos, y soborna semanalmente el estómago del manager del Gaslight para que le den a Joel una buena hora en escena. Aquí vemos por primera vez a una arisca Susie (Alex Borstein), que no traga a Joel y que siempre está de un humor de perros. Midge no entiende que alguien no sucumba a sus encantos y a su maravilloso brisket (“el roast de los judíos”) y sobre todo no le gusta que el mundo entero no le corresponda con la misma alegría y humor que ella se esfuerza en tener en la vida. Pero Susie se limita a fruncir el ceño y a encogerse de hombros sin dejarse impresionar por los Maisel.
Midge es la acompañante de Joel en estas noches de comedia en pareja y se la define desde el primer momento como feliz esposa, madre pija que deja a los niños con la criada, ama de casa de anuncio, ayudante artística de su marido y cocinera. Pero brilla tanto que, paradójicamente, mostrándola como exagerado accesorio consiguen que el espectador la ponga en un lugar protagonista, y a Joel de secundario wannabe.
Haciendo un uso magnífico de la estética de la época, cada escena tiene un decorado y un vestuario impresionantes y es visualmente muy agradable de ver. Los personajes hacen continuas referencias a la televisión y a la música de su tiempo y en las escenas de elipsis, la transición sonora la cantan las estrellas de Broadway.
Cómo hablar de comedia y mujeres
(Spoilers a partir de aquí. Recomendamos que veas la serie antes de seguir leyendo).
The Marvelous Mrs Maisel habla de comedia, de clases sociales, de riqueza, de feminismo y lo mezcla de manera que no resulta anacrónico, aunque no pretende ser tan fiel históricamente como quizás sea Mad Men, sino transmitir una nostalgia artística hacia todas las formas de expresarse en una época en la que ya se presagian muchos cambios y en la que la comedia underground fue pionera en luchar contra la censura y en romper con prohibiciones. Muchas mujeres como Midge lo arriesgaron todo para hacer stand-up, como la icónica Joan Rivers, que sospechamos ha sido una de las inspiraciones de Sherman-Palladino a la hora de escribir el personaje de Miriam Maisel. Es interesante que una serie como esta tenga éxito en esta época de posverdad y de autocensura. ¿Nos atreveríamos a subirnos a un escenario como hace Midge para hablar de las alegrías, las miserias y las contradicciones de nuestra vida y reírnos de todo lo que ahora consideramos políticamente correcto?
Midge hace precisamente esto. Se sube al escenario y le cuenta a todo el mundo que su marido le ha puesto los cuernos con la secretaria Penny Pann y que su vida perfecta se está desmoronando. Aunque lo dice borracha y en plena crisis, Susie ve su potencial en el escenario y decide ayudarla. Se convierte en guía de este mundillo que Midge desconoce y del que tiene una percepción idealizada, y se atreve a ofrecerle ser su representante artística. Este contraste de dos mujeres de carácter que vienen de mundos distintos genera unos diálogos muy originales y desternillantes, y tienen ese toque de realidad escatológica que pocas series consiguen cuando sacan a dos mujeres manteniendo una conversación.
No a todo el mundo le gusta escuchar a una mujer haciendo según qué chistes, pero un hombre puede contar cualquier tipo de chiste sin que se le juzgue de forma personal. Esto pasaba en los cincuenta y pasa actualmente, ya que se sigue considerando que el humor que hacen cómicas como Amy Schumer es demasiado bestia, desclasado o vulgar. En cualquier época es necesario que haya más mujeres haciendo comedia porque los chistes, además de contar historias y de hacernos reír, nos abren la mente. Uno de los diálogos más memorables tiene lugar en la escena en la que Midge es invitada a tomar el té con una cómica famosa, Sophie Lennon (interpretada por la genial Jane Lynch). De hecho, Midge habla poquísimo en esta escena porque no da crédito a lo que está viendo y oyendo.
La gran Sophie Lennon le aconseja que se invente un personaje para interpretar sobre el escenario y que no hable de su realidad como mujer porque a nadie le interesa y porque no vende, que se disfrace de lo que el público quiere ver: una mujer que se convierte a sí misma en un chiste. El público no quiere ver a una mujer real. “Sólo se ríen porque quieren acostarse contigo”. A Midge se le cae un mito. Para ella, la comedia significa libertad y honestidad, todo lo que no ha podido tener en su vida. Hacer lo que le aconseja Sophie sería traicionarse a sí misma. En lugar de seguir su consejo, rompe la regla de oro de los cómicos, que es no criticarse unos a otros, y pone a parir a la celebridad en una de sus actuaciones en el Gaslight.

El auténtico Gaslight.
La trama toma un buen giro a partir de este choque con la realidad del showbiz porque Midge tiene que renovarse y ser más buena en el escenario que nunca, ya que la han puesto en la lista negra de todos los locales de Nueva York. Pero sin duda el mejor monólogo es el del episodio final, donde se revela un silencioso y doloroso reconocimiento del mérito artístico de Midge que viene de un personaje inesperado: “She’s good”. Es un broche de oro para el final y un aperitivo para saber cómo podría comenzar la segunda temporada.
Ya que el debate de cómo se refleja la igualdad en el cine y la televisión ha sido reavivado esta semana con la entrega de los Oscars y el discurso de Frances McDormand, no podemos dejar la pluma en el tintero sin comentarlo. Si te llegó el discurso de Oprah en los Globos de Oro y las declaraciones de cientos de actrices que han hablado sobre el tema en los últimos meses, es muy posible que te preguntes qué se fumaron Catherine Deneuve y las francesas que firmaron esto en Le Monde confundiendo acoso sexual con galantería.
El movimiento #MeToo defiende la libertad de la mujer para hacer lo que quiera, y no se basa en el odio a los hombres como creen las firmantes de esa carta, sino en la valentía de terminar con el silencio. Esto es lo que hacen las escritoras, monologuistas y artistas día a día y por eso es de agradecer una comedia como The Marvelous Mrs Maisel. No es una serie grande ni lo pretende, pero quizás sea lo que necesitamos ahora mismo: un poco de esperanza, de humor y de discurso positivo entre tanta vorágine mediática sobre abusos sexuales y juicios paralelos en Internet. Un pequeño empujón para cambiar las narrativas en la pequeña pantalla que quizás inspire a más escritores, productores y actores a unirse para contar más historias de mujeres luchando por lo que quieren.
La temporada se estrenó poco antes de ser anunciadas las nominaciones a los Globos de Oro y los espectadores todavía están descubriendo quién es Mrs. Maisel. Os animamos a que al menos veáis el piloto, disponible gratis en Amazon (aunque no tengáis Prime) y que disfrutéis con las interpretaciones y con los chistes de una de las mejores guionistas de humor.