[Todos a una] Los iconos intocables del rock más odiosos de todos los tiempos

Venga, otra tormenta canina: escogemos a los mitos del rock que más gordos nos caen y los ponemos a caer de un burro. Kurt Cobain, Bruce Springteen, John Lennon y un largo etcétera de artistazos indiscutibles que, demasiado a menudo, se ponen muy, muy pesados. Que empiece la sangría.

Sí, ya. YA. Nos gusta hacer leña del árbol caído. Nos gusta revisar mitos que han sido vapuleados por los medios, desacralizados por biopics que han puesto sobre la mesa todas sus miserias, banalizados por la difusión inmisericorde de sus hits, lo que nos ha impedido apreciar en su justa medida sus (justos y ciertos) logros. Sí. Nos gusta. Por eso hemos pedido a nuestros colaboradores que escojan a su vaca sagrada del rock y se despachen bien a gusto. Porque si bien es cierto que todos los iconos abajo listados tienen sus impepinables logros artísticos, no menos cierto es que estamos hasta las narices de ellos.

Kurt Cobain

Kurt Cobain

Uno puede imaginarse en el año 94 al poser non-stop de Johnny Depp en su Idaho privado -es decir medio fumado- diciendo a Wynona Rider: “tía, Kurt murió por nuestros pecados”. En toda la cosmogonía absurda de la Generación X, esos vídeos penosos en blanco y negro de idiotas en el desierto, el triunfo era la mayor de las taras. Y Cobain, en fin, traicionó a toda su generación, a todos sus compañeros de armas, siendo carne de MTV para el angst de pringaos del medio oeste con la gorra hacia atrás. Lo tenía todo: guapo, bipolar (tundas a Courtney incluidas) y un poco de talento. En ese universo de pintas detrás de una máscara, ni siquiera divertida (¿qué diría el gran Johnny Rotten de la falta de humor del grunge?), era el tipo perfecto para eclipsar al gordo de Los Pixies y a los megatirados de Pearl Jam. Su suicidio fue una perfecta operación de marketing que salvó una obra mediana de apenas un disco. Estrictamente la misma campaña, en fin, que encumbró a Hemingway, a decir de ese ciego malicioso y genial que era Jorge Luis Borges. Julio Tovar

Gene Simmons

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Gene Simmons es uno de los mejores compositores de rock de todos los tiempos, creador y co-vocalista de muchas de mis canciones favoritas (servidor es rendidísimo admirador de KISS). Ese mérito, que no es moco de pavo, es su único mérito. Es un vocalista mediocre con un rango y una tesitura muy limitados, es un bajista del montón, tirando a cumplidor y ya, y fuera de la música sus méritos se resumen en poder vender cualquier cosa que lleve impreso el logo de KISS, desde ataudes hasta preservativos pasando por papel higiénico. Todo eso en conjunto lo convierte en una mezcla de bardo y buhonero lamentablemente pagado de sí mismo. Porque lo que convierte a Simmons en alguien insoportable no es su talento ni sus prácticas empresariales, sino su ego. Hay compositores mucho mejores que él que son bastante más humildes (me viene a la mente Tobias Sammet, por ejemplo, o Meat Loaf si no queremos salir del hard rock), hay millones de bajistas y vocalistas mejores, hay muchísimos hombres de negocios con más éxito y casi ninguno de ellos es tan insoportable. Hasta el capullo integral de Steve Jobs tenía que tener una conversación más entretenida que este hombre, un tipo que se metió a actor porque es congénitamente incapaz de reconocer sus limitaciones, que grabó su operación de cirugía estética para broadcastearla porque él es así y que le copió el formato a Ozzy para hacer una serie de telerrealidad con su familia. Que no tiene ningún reparo en seguir de gira pese a que la voz de Paul Stanley hace casi diez años que dijo que hasta aquí hemos llegado. Que es capaz de declarar en público que si tienes una depresión mejor te pegas un tiro y dejas de lloriquear y de decir que la muerte de Prince le parece patética porque fue causada por su propia mano. Un tipo que debe ser la última persona en el negocio de la música que cree que los usuarios son unos ladrones y que su codicia ha propiciado la destrucción de la industria discográfica (Simmons hablando de codicia es un poco como Florentino Pérez hablando de chupar del bote), alguien que se quedó en 1999 y no ha salido de allí. Cuando nadie tiene narices de decirte que eres un señor mayor que está haciendo el ridículo es que tienes un problema. Alberto Mut

John Lennon

https://www.youtube.com/watch?v=AXZ3vYFa8xI

No entender más que lo que te interesa es peligroso, sobre todo si hablamos de personajes como John Lennon.

El líder de los Beatles (no te enfades, Paul) se convirtió en leyenda el día en que el Joker pasado de kilos decidió acabar con su vida, pero su legado es infinito y, según qué personas, puede resultar dañino. Pero Lennon era mucho más que un tarado que iba por la vida en pelotas, drogado y pidiendo la paz global.

En los escasos cuarenta años que vivió tuvo tiempo de escribir algunas de las mejores y más lisérgicas líneas musicales de la historia del pop y del rock, derrochó carisma en películas irrepetibles, fue inspiración constante en los tiempos donde Oasis era la mejor banda del mundo, experimentó con todas las drogas imaginables e, incluso después de muerto, fue objetivo del FBI, siempre pensando que su activismo y sus abusos serían una lacra para un país que, curiosamente, no era el suyo.

El caso es que, como con Bruce Lee de un tiempo a esta parte (en gran medida por cierta campaña publicitaria que lo petó), la mayoría de la gente tiende a confundir los mensajes. Y la culpa no es suya, la culpa es de la gente. Me consta que, para muchos, el Lennon post-Let it be (en realidad Abbey Road) es una persona distinta al Lennon de She loves you, incluso a veces lo es para mí, pero coño, no podemos dejar que se mancille un legado por culpa de cosas como esta.

Y por eso puede llegar a ser dañino. Bueno, en realidad por muchas otras razones, pero esas para cuando toquen y nos las explique Julio Tovar. Kiko Vega

Loquillo

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Tampoco tiene mucho mérito llevarse mal con Loquillo. Hay quien se deja querer, y está quien se deja odiar. Y Loquillo, “El loco”, como a sí mismo gusta de referirse, parece encontrar cierto placer en eso de que le pongan a caldo. Parafraseando aquello de “yo ya llevaba barba antes de que se pusiera de moda”, Víctor Lenore arremetía hace poco contra la tendencia a insultar al rockero catalán diciendo que “Yo ya cuestionaba a Loquillo cuando no estaba de moda”. Y es que… ¿cómo va a caer bien una estrella que se refiere a sí misma en tercera persona? Por no hablar de su natural habitual para meterse en Movidas (es un juego de palabras) que ni le van ni le vienen, o de su masculinidad rancia, por no decir neo-machista. No tiene mérito llevarse mal con Loquillo. El mérito estaría en defender a esta figura del rock post-Transición, más preocupada por emular a sus homólogos estadounidenses que por trabajar un concepto más novedoso. Volviendo a Lenore, y según dice Alfred Crespo (Ruta66) en su reciente artículo sobre el interesado, “Loquillo ha tocado para el Partido Comunista, ha presentado mítines del Partido Socialista de Catalunya (PSC), ha promocionado el carné joven de Convergència y ahora está en Ciudadanos. Cuando Pujol sacó un carné joven, el número uno fue para Loquillo. Al final es un poco como Jorge Verstrynge”. Otro punto para llevarse mal con él. Que no se decide, el chaval. En fin, quién soy yo para insultar a nadie. A mí solo me preguntaron quién me caía mal. Debería haber elegido a un muerto, pero es que… Loquillo lo pone tan fácil. Pero, ¡eh! Mi juventud también se suicida por las esquinas, y arrieritos somos y en el camino nos encontraremos. Y todo eso. Elena Rosillo

Bruce Springsteen

Es cierto, The River y Nebraska tienen temarrales mayestáticos y Born to run, aún más. Y no, Born in the U.S.A. no es una canción facha ni patriotera, aunque Reagan la pinchara para su campaña como si no hubiera mañana. Pero el tránsito de icono clasicote del folk-rock al AOR que lleva practicando el Boss en sus últimos… ¿veinte?… ¿treinta?… años de carrera es desolador, y sus canciones, salvo raras excepciones, para dormir hasta el fin de los tiempos. Además, qué demonios, que cada vez que se hable de rock ‘n’ roll se utilice a Bruce Springsteen como ejemplo/sinónimo, le dan ganas a uno de que su guitarrista y exSoprano Steve Van Zandt le haga tragarse una colección de casetes (de las Shangri-las o de Las Ronettes). Bodriazos como aquel terrible díptico de Human touch y Lucky town no hacen nada por la imagen de esta especie de estatua de mármol que ha convertido sus conciertos en algo parecido a los telemaratones: interminables, llenos de buenas palabras, easy listening, familia y niños. El horror, el horror… Javier Trigales

Dave Grohl

Cada vez que oigo hablar de Dave Grohl me viene a la cabeza Juan Carlos I o el Papa Francisco. Sus fans los definen de la misma manera: campechanos, muy cercanos a su público, personas sencillas que no van de estrellas y que nunca han hecho nada malo a nadie. Supongo que cuando aspiras a gustarle a todo el mundo, hay que ser así. Es más, Grohl es tan bienqueda, tan enrollao, que tiene a la prensa a sus pies. Una prensa que hace la vista gorda ante los discos de AOR pesado del montón que edita con Foo Fighters -ojo, solo mola el primero-. De no venir firmados por Grohl, pasarían sin pena ni gloria. Lo mismo pasa con sus grupos paralelos, Probot o Them Crooked Vultures. En su momento fueron portada de varias publicaciones, y ahora nadie se acuerda de ellos.

Más cosas: cualquier noticia relacionada con su persona se hace viral. Lo del trono para tocar con la pierna escayolada fue insoportable, elevando a la categoría de héroe del rock a un nuevo rico multimillonario que se puede permitir cualquier capricho que se le antoje; ese mismo trono o producir un documental sobre la historia del hardcore para demostrar que aún se acuerda de sus orígenes. Porque él lo mola todo.

Un ejemplo más: cuando David Bisbal hace subir a una chica o chico al escenario porque es su cumpleaños o por cualquier otra circunstancia emotiva o graciosa se le tacha de facilón o ñoño. Ahora bien, si lo hace Grohl es cool, el tío enrollao como decíamos antes, y el video es compartido por cientos de miles de fans y medios de comunicación con la leyenda de el más grande. Esa actitud acrítica, cercana a la pontificación, de la prensa con Grohl es la señal inequívoca de que este hombre, el míster perfecto del rock, el rebelde políticamente correcto, es el MAL. Si Kurt Cobain resucitara de su tumba y viera a su compañero convertido en una estrella se haría un John Lennon en How Do You Sleep? y le diría: “lo único que hiciste fue tocar la batería”. Xavi Sánchez Pons

Jimi Hendrix

Creo que ha quedado bien claro en este artículo que aquí no se trata de odiar artistas. Todos los arriba mentados tienen, para mi gusto y como mínimo, un puñado de temas memorables, cuando no mucho más que eso y hablamos de legados imprescindibles. Se trata más bien de lo que los fans hemos hecho con ellos. De convertir a Cobain en un mártir, o a Springteen en víctima de una eterna gira mastodóntica, a endiosar al Gene Simmons icónico hasta el punto de que él mismo, engrandecido, se olvide de que lo que pasa es que las canciones de KISS molan mucho. Del mismo modo, hay toda una generación de artistas de los sesenta y los setenta, antes de que vinieran los Pistols a barrer, cuyo calado en la cultura popular es insoslayable, pero que el paso del tiempo y, sobre todo, lo pesaditos que se han puesto a menudo fans acríticos y muy amigos del mayestático, que los han convertido en iconos vacíos de contenido. Los primeros Pink Floyd, The Who, The Doors y, brillando por encima de todos con su muerte prematura y un talento cuya influencia aún no se ha apagado, Jimi Hendrix. Que tocaba como los ángeles pero que ha hecho que muchos detrás de él piensen que todos podemos hacer un solo interminable. Que al final hablamos de influencia trascendental y de exceso de imitadores: la cuestión es que Jimi Hendrix, como pasa con todos los arriba citados, solo había uno. Pero de lo que nos venimos quejando, quizás injustamente, es de que han generado miles. Miles de pesados. John Tones

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9 comentarios

  1. Otis dice:

    Los odio A TODOS. El único músico que puedo respetar es el punki borracho que berrea en Extreme Noise Terror. Al menos no es un brasas

  2. Tones dice:

    Mejor comentario de la historia.

  3. Porculo dice:

    Payasadas

  4. Tones dice:

    Hombre, algunos dan un poco de rabia, pero no se crea, que Nirvana tienen alguna canción buena y todo.

  5. wickerman dice:

    hahahAHAH lo que me he reido xD Lo de Loquillo es de traca.
    Para mi gusto sólo falta la mujer de Ozzy Osbourne. No hace música, pero és insoportable hahaha

  6. Murray dice:

    Qué pereza me dan los odios.

  7. Rafa dice:

    Supongo que el hecho de que casi todos los mentados (incluso "los megatirados de Pearl Jam") me gusten debe convertirme en el antihater.
    Sí es cierto que es una pena la reconversión en grupos de AOR de muchos músicos, pero cuando esos discos son como algunos de los de arriba, da un poco más igual.

  8. Pingback: Los baterías más singulares del mundo - Canino
  9. cuandosecomeaquí dice:

    Muy bueno… Muchas coincidencias con «Muertos del Rock» de los siempre geniales y revoltosos Def Con Dos… «o acabar como Loquillo, de cantautor»…

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