[Top 2019] Los mejores cómics del año

Si con nuestra selección de los mejores libros del año no tuviste suficientes letras como resumen de 2019, allá va nuestra selección de los mejores comics del año. Una auténtica explosión de viñetas, tan variada como nosotros mismos y lo que nos gusta leer.

Tops Lo mejor de 2019

Helter Skelter, de Kyoko Okazaki

La historia de una estrella en horas bajas, que tantas veces hemos visto en otras tramas, pero esta vez ambientada en el mundo de la moda del Japón de mediados de los noventa. Manipulación, sexo, drogas y operaciones estéticas a cambio de una belleza irreal y efímera, que se torna inevitablemente en desesperación y locura, es la premisa que propone este aclamado josei. Una de la alegorías más fascinantes del manga sobre los complejos de la sociedad y sus intentos de suprimirlos. Iván Campos

Hokuto no Ken: El Puño de la Estrella del Norte (Tetsuo Hara y Buronson)

Def con Dos cantaban aquello de “…mírate en el puño de Dredd” a la generación marvelita, aquella de ediciones Zinco. Eso era para nacidos en los setenta, ya que nosotros, millennial primerizos, preferíamos mirarnos en los puños de Kenshirō, bigardo japonés especializado en la tollina postapocalíptica. Manga creado por Yoshiyuki Okamura, Buronson, y dibujado por Tetsuo Hara, se encuadra en una generación de artistas japoneses que estilizaron la violencia con un dominio del trazo admirable. Con rivales surreales y carismáticos, el antagonista Raoh (que tanta influencia tuvo en los personajes de la posterior JoJo’s Bizarre Adventure), y esa chulería embutida en cuero de Kenshirō, “estás ya muerto” se convirtió en un meme continuo en el mundo otaku, y es una de las piezas más recordadas en el Shōnen Jump de los ochenta. Inexplicablemente sin reeditar desde su edición inconclusa de Planeta del año 1995, esta nueva oportunidad de seguir a Kenshirō, Bat y Lynn en sus aventuras y desventuras es un regalo para cualquier fan. Julio Tovar

Cosmic Ghost Rider: El Bebé Thanos debe morir, de Donny Cates

Es cierto que los cómics con un buen argumento, historias bien construidas y tramas profundas son los más disfrutables y valorados. Pero, al igual que pasa en el cine y las películas palomiteras, en ocasiones nos apetece sencillamente tener entre manos un cómic para pasar el rato y divertirnos. Lo que tenemos aquí no es más que coger a Frank Castle, el famoso Castigador, convertirlo en Motorista Fantasma, añadir personajes como Odín, Galactus o Thanos, meterlos todos en la batidora, remover bien y aderezarlo con viajes en el tiempo. Una estupenda locura, una divertida macarrada, un cómic nacido para molar. No hay más; pero es que tampoco necesitamos más para pasar un rato estupendo de lectura y que, al acabar, queramos volver a empezar y leerlo de nuevo. Javi Portillo

El Poderoso Thor de Jason Aaron y varios

Con la reciente miniserie King Thor (2019), Jason Aaron y Esad Ribic ponen fin a 7 años de saga en un sentido casi estricto que ha tenido todo lo que a un cómic de superhéroes se le puede pedir: ciclo del héroe -y de la heroína-, drama, epica, humor -por favor, más-, evolución de personajes clásicos para que parezcan nuevos -Volstagg, Jane Foster- y presentación de otros nuevos que parece que han estado ahí siempre -la agente Ross-… Ha revitalizado y puesto en el centro del Universo Marvel a un personaje tradicionalmente ignorado o tratado con exceso de solemnidad, retroalimentándose con la versión cinematográfica de Thor: Ragnarok (2017) de Taika Waititi y Vengadores:Endgame (2019) de Anthony y Joe Russo, y encabezó junto a la nueva Ms. Marvel o Moongirl y el dinosaurio diablo la bandera de la Marvel ‘inclusiva’ con la etapa de la Diosa del Trueno. Y de regalo Aaron sigue parte de sus tramas y enfoque en su versión igual de divertida, desvergonzada y aún así respetuosa con la continuidad y dispuesta a hablar de algo más -el cáncer, el cambio climático, las consecuencias de la guerra y la violencia, la madurez y la aceptación de las propias limitaciones- de los Vengadores. Jose A Cano

Veneno (Rex, parte 4), de Donny Cates

Ser o no ser. Eddie Brock asume en la portada de este número la disyuntiva de Hamlet y se nos presenta, ya no sólo aquí sino en toda esta nueva etapa de la grapa mensual que firma Donny Cates, con toda la profundidad y los tópicos que pudiera poseer un personaje de Shakespeare. Cates nos revela, acompañado del dibujo de Ryan Stegman y del entintado y coloreado en saturado negro y rojo de J. P. Mayer y Frank Martin el pasado no sólo del simbionte de Brock sino de toda la raza Klyntar. La saga se vuelve tan metafísica que se convierte en pura teología con la aparición de Knull, el dios de la nada, del vacío, de los seres que no son. El resultado: una cosmogonía existencialista preñada de motivos góticos. Manu Collado

Nuestra salvaje juventud, de Mari Okada y Nao Emoto

A pesar de que son alrededor de la mitad de la humanidad, rara vez se escriben historias de mujeres siendo eso. Mujeres. Menos aún historias de mujeres explorando su sexualidad en sus propios términos. Ya no digamos historias de mujeres menores de edad explorando su sexualidad en sus propios términos. Y eso es precisamente Nuestra salvaje juventud. Una historia encantadora, y a ratos descarnada, de qué supone crecer, hacerte consciente de tu sexualidad, tus necesidades y deseos, y de cómo eso choca con tus ideas, con tu identidad y con las relaciones con cuantos te rodean. Algo exquisitamente escrito por la siempre genial Mari Okada y perfectamente dibujado por Nao Emoto, divertidas y profundas sin caer jamás en la explotación de la sexualidad de las niñas. Porque necesitamos muchas más historias así. Historias que pongan en negro sobre blanco cómo ellas también son seres humanos con sus cuitas y dificultades cotidianas; sus problemas para ser y crecer, por lo confuso del proceso y la poca información que se nos permite tener sobre ello. Álvaro Arbonés

Batman de Tom King y varios

La etapa de Tom King en la serie regular de Batman ha llegado a su canto de cisne en este 2019, y con tres años y medio a nuestras espaldas conviene echar la vista atrás para reconocer el que cierra como uno de los períodos más ricos y estimulantes del personaje. Dentro de todas las limitaciones, lo que hemos podido presenciar es una deconstrucción del mito entretejida con un poético relato de amor que ha conseguido colocar a Catwoman como el único igual que puede tener el murciélago. Por el camino, pequeños fragmentos dedicados a todos los personajes de la franquicia -aliados y villanos- aderezados con segmentos especialmente inspirados como La guerra de las bromas y los acertijos y Días fríos. Con Ciudad de Bane, su clímax definitivo -y una especie de superior remedo de El caballero oscuro. La leyenda renace (2012) ya que estamos- , King junta a todos sus dibujantes de confianza y se juega todo a una carta intentando crear un final a la altura. Juan Damián Pardo

Atelier of Witch Hat, de Kamome Shirahama

Pocas veces se da la circunstancia de que la narrativa de una historia esté tan intrínsecamente ligada al formato físico. La historia de una aprendiz de bruja en la búsqueda de un hechizo que rescate a su madre puede parecer una premisa sencilla, pero los elaborados detalles del entintado presentan un mundo donde la magia es, a la vez, un lenguaje de programación y una disciplina artística. Dibujar es el equivalente a la magia y cuanto mejor dibujes, cuanto mejor compongas, mayor el hechizo. En este proceso de aprendizaje nada es inútil, todos los errores sirven para aprender, todos los estilos se van definiendo en función de la personalidad y disciplina de cada una de sus compañeras. Todos los caminos son posibles cuando la imaginación no tiene límites fuera de la punta de tu pluma. Henrique Lage

Cardcaptor Sakura, de CLAMP 

Después de una intensa y colorida batalla, Norma Editorial ha podido al fin traer a España la edición 20 aniversario de ese icono llamado Cardcaptor Sakura (1996-2000), que recopilará en nueve volúmenes la historia de esta joven estudiante de primaria que se ve obligada a convertirse en cazadora de cartas para evitar que un desastre se desate en su ciudad. 

Magia, romance, humor, inclusión LGBT+ y muchísima ternura es lo que encontrarás entre sus páginas. Las aventuras de Sakura Kinomoto te dejarán el corazón calentito y una sonrisa en los labios, motivos de sobra para incluirse en esta lista, aunque no se trate estrictamente de una novedad. Encima, más allá de la preciosidad que es su primer tomo -con su característico e insolente color rosita, las nuevas ilustraciones creadas por CLAMP para la ocasión y multitud de brillos- esta edición supone una oportunidad estupenda de hacerse con una obra clave del género shojo, que es perfecta para mayores y pequeños. Elena Crimental

Ms Marvel: Sólo una noche, de G. Willow Wilson, Nico Leon and Saladin Ahmed

No lo había comentado otros años pero es el mejor momento para darle un pequeño homenaje al trabajo excepcional realizado por G. Willow Wilson a los guiones y con la ayuda del dibujo de Adrian Alphona con el que fue su última entrega con las andanzas de la inolvidable heroína. Las series regulares son un desafío siempre, es muy difícil mantener el mismo nivel de frescura a lo largo del tiempo y en este caso (con sus típicos altibajos) se ha mantenido en un buen nivel de manera regular. Y no era fácil presentar a una superheroína adolescente con tantas implicaciones a nivel de racialidad y religión y que no perdiera interés en sus aproximaciones superheroicas. La realidad es que, además, es capaz de ser tremendamente entretenida y presentar a la perfección las dificultades por las que pasa un adolescente a todos los niveles. Es imposible no querer a Kamala. Mariano Hortal

The Green Lantern, de Grant Morrison y Liam Sharp

Bien por obra de Darkseid, bien por la de los ejecutivos de turno (ah, ¿pero no eran lo mismo?), el Universo DC lleva ya tiempo experimentando un interesante efecto de doble hélice: mientras su vertiente de cine ofrece una bosta detrás de otra, su presencia en los cómics resulta más interesante que nunca en décadas. Y buena prueba de ello es esta colección en la que Grant Morrison se ha soltado el pelo (¡ejem!) para prescindir de empanadas conceptuales y llevarse a Hal Jordan a territorios que no habrían desentonado en un Cimoc o un Zona 84. Con guiones de puro macarrismo ci-fi y dibujos (obra de Liam Sharp) en los que caben por igual Druillet, Moebius, Esteban Maroto y Jermane Clement, los números de The Green Lantern funcionan muchas veces como equivalentes a otros tantos singles de Hawkwind, Blue Öyster Cult o Mastodon, dependiendo de cómo tenga uno la noche. Yago García

Dinastía de X, de Jonathan Hickman y Pepe Larraz

Dos números bastan y sobran a Jonathan Hickman y Pepe Larraz para hacer una de las lecturas más interesantes de los X-Men en años. Por mi parte puedo parecer algo injusto porque, salvo etapas puntuales (los Astonishing de Whedon o Ellis, el inicio de Brubaker con la franquicia o partes del choque con los Vengadores), los mutantes me parece que no han levantado cabeza desde la marcha de Grant Morrison. Aquella historia se sabía demasiado definitiva. 

Hasta ahora. Porque aunque Hickman no cuente nada muy nuevo (naciones mutantes ya ha habido antes), su capacidad de explorar las necesidades y consecuencias políticas de esta nueva deriva mutante son tan interesantes como una buena pelea. Quizá más, como demuestra que este Xavier con el rostro oculto sea una versión mucho mejor que el viejo salido y manipulador que desde hace más de una década se han empeñado en pintarnos otros autores. 

Pero nada, nada, nos podía preparar para la hostia con mano abierta que supone el segundo número, dedicado a Moira y que, desde ya, pasa a ser una de las mejores historias (y revisiones) de la franquicia mutante. Mientras otras franquicias, como Superman o los Cuatro Fantásticos, juegan a revisar los orígenes de sus personajes con complicadísimas e innecesarias tramas, estos X-men salen rejuvenecidos del lance. 

El precio a pagar, no obstante, está en la serie complementaria, Potencias de X, que ejemplifica todo lo malo que tiene Hickman cuando se trata de construir mitología. Un precio pequeño a pagar, si te soy sincero. Adrián Álvarez

Rusty Brown, de Chris Ware

Tras aquel ya lejano Jimmy Corrigan, el chico más listo del mundo que nos voló a todos la cabeza en el cambio de siglo, y el monumental Fabricar historias, esa caja llena de artefactos narrativos que expandió las posibilidades del cómic a límites inimaginables, Chris Ware lo ha vuelto a hacer. Rusty Brown se articula de un modo mucho más convencional, como un libro apaisado, y recopila historias publicadas durante varios años en ACME Novelty Library, más un capítulo realizado directamente para este libro. En esta historia de protagonista coral, Ware traza minuciosamente las vidas de sus personajes, perdedores, víctimas de abusos y abusadores al mismo tiempo, en muchos casos, en un retrato social que resulta absorbente. Y lo es por la forma en la que el autor ha destilado el lenguaje del cómic, que le permite mostrar sensaciones y estados de ánimo a través de lo gráfico y lo puramente secuencial de un modo único, pero también porque, aunque sea un dibujante que carga con la fama de ser frío, su capacidad para conmover y afectar al lector es su mejor virtud. Gerardo Vilches

Imbatible de Pascal Jousselin, ed. Base

En un año tan peculiar que ha alojado obras como el brillante Maldita casa encantada de Artur Laperla, el enorme recopilatorio del Krazy Kat de George Herrimann, la continuación del Spirou de Émile Bravo o las distintas publicaciones de Fandogamia (Mi novio es un oso, La novia era un chico, incluso algunas sin novio en el título) quizá este sea el más peculiar de todos. Una obra que mezcla un estilo habitualmente de historia por página con el costumbrismo, una mirada irónica a los superhéroes y, sobre todo, un acercamiento muy meta a la página en su totalidad. Jónatan Sark

Zombis (Biblioteca de cómics de terror de los años 50), de varios autores

Los aficionados españoles a los tebeos de terror norteamericanos previos al código de censura autoimpuesto por las editoriales vivimos, sin duda, gloriosos tiempos tras años (¿décadas?) de sequía. Diábolo lleva ya unos añitos desenterrando, primero en volúmenes monográficos de autores como Steve Ditko, luego con esta colección por temas, historias alucinantes y contemporáneas a la EC, pero de otras editoriales. La inmensa mayoría de ellas permanecían inéditas en nuestro idioma, y el formato álbum es perfecto para gozar del negrísimo grafismo, tosco y salvaje, de los originales. En 2019 Diábolo nos ha brindado especiales sobre zombis y momias, y espero que les estén resultando lo suficientemente rentables como para que el suministro no se detenga. Y en algún momento, soñar es gratis, que podamos disfrutar de una reedición de los clásicos de la EC que les devuelva la dignidad que perdieron con la odiosa Biblioteca Blanquinegra de Planeta. John Tones

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