No sólo revolucionó la música pop (y el arte, en general) para siempre: también sabía moverse de manera única, tanto en un escenario como en un plató. Hay muchas maneras de homenajear a David Bowie, pero pocas tan dinámicas como la de este vídeo.
Por razones obvias, internet se ha llenado en las últimas horas de homenajes a David Bowie. Nosotros, sin ir más lejos, le dedicamos al músico inglés un repaso detallado a todos sus álbumes de estudio. Pero, más allá de mensajes de condolencia, ilustraciones, GIFs y declaraciones recordando su tremenda influencia sobre la música pop (y sobre el arte de las cinco últimas décadas, en general) uno de los tributos más formidables está contenido en este vídeo. Porque las señoras de Jezebel han recordado que el hombre que fue Ziggy Stardust y el Delgado Duque Blanco no sólo se ganó un lugar en la historia gracias a su formidable ingenio: la seducción que emanaba Bowie se debía también, en parte, a que bailaba como Dios.
Con su preparación poco ortodoxa (durante los 60, recordemos, formó parte de la compañía de mimo de Lindsay Kemp) y su perpetuo interés por la música de baile, Bowie fue lo que el tópico describe como «un animal escénico». Algo que el clip nos recuerda mediante fragmentos de videoclips (Let’s Dance, Fashion, China Girl, Modern Love y, claro, su versión de Dancing in the Street junto a Mick Jagger), actuaciones en directo, metraje para televisión y fragmentos de películas como Ziggy Stardust and the Spiders from Mars (D. A. Pennebaker, 1973) y, claro, Dentro del laberinto, con esa Magic Dance que sigue siendo mágica, valga la redundancia.
Un comentario
Los comentarios están cerrados.