Tras treinta años ausentes de las pantallas, los gráficos vectoriales vuelven en una máquina arcade a la que querrás jugar ya mismo... pero de la que sólo existe un ejemplar (hecho a mano) en todo el mundo. ¿Te animas a caldear la Guerra Fría, tovarisch?
Programarlos era un suplicio, y ponerlos en pantalla costaba lo suyo, pero hicieron historia: sin los gráficos vectoriales, clásicos arcade como Asteroids, Battlezone o el primer arcade de Star Wars nunca hubiesen molado tanto. Pero el implacable avance de la tecnología acabó desterrándolos de los salones recreativos, y durante tres décadas estas representaciones visuales de fórmulas matemáticas complejísimas parecieron sentenciados al país de las tecnologías míticas de las que nadie se acuerda… hasta ahora. Porque gracias al esfuerzo de un grupo de aficionados, los vectores han vuelto a la vida con VEC9, una auténtica máquina recreativa que te anima a caldear la Guerra Fría en nombre de la URSS, y de la que sólo existe un (prodigioso) ejemplar en todo el mundo.
Según explican sus autores en BoingBoing, VEC9 empezó de la forma más inocente: como una broma en un foro de Craigslist. Andrew ‘Batsly Adams’ Reitano, Mike Dooley y Todd Bailey, responsables del invento, pasaron del chascarrillo al hecho construyendo un titán que incluye una tarjeta gráfica construida por ellos mismos, dos monitores (uno especial para imágenes vectoriales, rescatado de una máquina de Asteroids, y otro de mapa de bits destinado a la información para el jugador), una sirena tomada de una alarma antiaérea y la palanca de mandos de un tanque M1 Abrams a guisa de joystick, entre otros aparatejos. Para colmo, se documentaron hasta las últimas consecuencias, entrevistándose con el programador de Battlezone, Mike Albaugh. Y, como el proyecto era ochentero hasta decir basta, su guion convierte al jugador en un piloto soviético que lucha contra las pérfidas fuerzas de EE UU y Ronald Reagan.
Si quieres comprobar in situ la calidad de VEC9, tendrás que viajar hasta el salón recreativo Logan Arcade de Chicago, donde estas «20 toneladas de acero soviético de la Guerra Fría» (como las describen sus creadores) entrará en funcionamiento el 7 de noviembre. Aquí tienes un tráiler que te pondrá los dientes muy, muy largos.