Volvemos a mirar por la ventana. El cielo no se ha teñido de violeta. Los siete sellos no se han abierto. Los perros no están fornicando con los gatos. Las señales del Apocalipsis no se han producido y sin embargo... Glenn Danzig y Jerry Only han reunido a la banda, una que es ampliamente venerada por el sector más mostrenco de la redacción de CANINO. Treinta años después de que Danzig dejara el grupo, los Misfits vuelven.
Sabemos que el dinero puede con todo, pero esta es la demostración de fuerza monetaria más espectacular que hemos visto desde que Orson Welles puso voz a Unicron en la película de animación de los Transformers de 1986. Que Danzig y Only vuelvan a subir juntos a un escenario, sin embargo, no le va a la zaga a aquel hito: la problemática lucha por la imagen, el logo y el sustancioso merchandising de la banda, y que finalmente acabó reteniendo Only, no debió dejar su relación en muy buen lugar. Sin embargo, Riot Fest y, imaginamos, un cheque de obsceno tamaño, han obrado el milagro: Glenn Danzig, Jerry Only y el guitarrista Doyle Wolfgang Von Frankenstein tocarán en Denver y Chicago en septiembre.
Aunque Danzig y Doyle ya habían tocado juntos en el Legacy Tour del primero en 2009, los tres no habían llegado a coincidir desde poco antes de la salida de Earth AD en 1983. Y los Misfits, por supuesto, han seguido adelante con Only al frente, en una versión limpia de aristas de la formación clásica, que con Danzig al frente solo grabó tres discos de un punk acelerado y abrupto, inspirado en la mitología del cine y los tebeos de terror, que se anticipó a la explosión de punk hardcore norteamericana y que sonaba como si Elvis hubiese sido poseído por las bandas de garaje más psicópatas de los cincuenta y hubieran grabado canciones basadas en las peores películas de serie Z imaginables… atiborrado de anfetaminas.
Para celebrar ese inigualable concepto, imitado pero no superado, hemos llamado a nuestros colaboradores más misfistianos, los hemos juntado con unos cuantos amigos del Cosmos Canino, y les hemos pedido que escojan sus temas favoritos de la formación clásica de los Misfits. Este es el resultado.
Skulls – Una de las mejores canciones salidas de la pluma diabólica de Danzig y quintaesencia del punk macabro ejecutado a la velocidad el rayo de los Misfits. «Corre, los cuerpos cuelgan sin cabeza y flácidos / Cadáveres sin sorpresa/ La sangre gotea hacia abajo como si fuera la lluvia del diablo / Esta noche nos daremos un baño / Quiero vuestras calaveras«… Suena en la cara B de su debut, el seminal Walk Among Us (1982). Xavi Sánchez Pons
Last caress – A ver, me cago en la puta. Una banda de HORROR punk que registra su mejor tonada en 1980 para un EP y que no vería la luz en un álbum hasta casi veinte años después, primero en un recopilatorio y después en lo que sería su tercer disco. Con dos cojones. Last Caress suena a rock cincuentón de lo más clásico, un tema qué el mismísimo Elvis Presley podría haber ejecutado a golpe de cadera en 1956 si no fuera porque la letra habla de matar hijas y violar madres antes de volarse la puta cabeza. ¡Alegría!. Kiko Vega
Return of the fly – Me gusta todo de este tema:
El swing, la desfachatez de limitarse a leer el nombre del casting. El hecho de hacerle una canción a Return of the fly, una secuela bastante chusta de La mosca. La simpleza instrumental del punk y la voz de un crooner de quince años con unas melodías elegantísimas. Todo tiene ese punto de locura genial de una panda de punkitos de quince años. Sin dobles lecturas ni bromas, porque las cosas hay que hacerlas en serio. Y Danzig sigue siendo la única estrella del rock que finge cuando se hace el normal o se ríe de sí mismo (Portlandia mediante) y no cuando se enfunda en látex, práctica artes marciales letales, es satanista, autor de cómics estúpidos y arias de dar susto o se pone grandilocuente o mongol perdido hablando de sí mismo. Danzig es Danzig. Hay personaje, no persona. Y cuando era teenager tenía el grupo más genuino tras los primeros Ramones que conozco. Y escribió una canción sobre una peli antigua que vio y le pareció guay. Y eso es lo más bonito que nos puede pasar. Daniel Aguirre
Devilock – Con los grupos que uno oye hasta la extenuación, cosa habitual cuando el grupo te obsesiona, cuando tienen pocos discos, o cuando las dos cosas -como los Misfits-, uno acaba encariñándose de sus discos más estrafalarios. Me pasa con el Brain damage de los Ramones y me pasa con Earth AD (1983) es el segundo disco de los Misfits, último antes de que Danzig partiera peras con Only, pero no el último de esta formación de la banda: en 1997 llegaría Static Age, recopilando grabaciones dispersas y primerizas de la banda y uno de los pocos discos de la historia que puede presumir de tener 17 canciones y que todas sean cañonazos. Pero Earth AD: Danzig empezaba a verse seducido por el metal y por eso salió esta cosa, en una tierra intermedia entre el jarcorismo más pedrestre y el punk más abrasivo, en el que quizás es el disco más violento y acelerado de la banda, y el que tiene la portada más chula. Cosas nada baladíes ninguna de ellas. Escojo de este tornado de odas a la muerte y los muertos la increíble Devilock, machacona y descerebrada como ella sola, con un momento en el segundo veinte, con subidón y ladrido que se cuenta entre mis Momentos Misfits favoritos. Un devilock, por cierto, es el tupé cadavérico y churretoso que portan los miembros de la banda y sus fans, pero la letra no tiene ni pies de cabeza, y se limita a enumerar torturas de ultratumba y amenazas from the grave. Lo Misfit en estado puro. John Tones
Night of the living dead – Elijo Night of the Living Dead porque resume bien lo que es Misfits, esto es, la banda sonora ideal para una película de zombies. Está bien, también valen The Cramps, pero con este sonido, Misfits se convirtieron en los muñecos de flequillo y ojeras que todos conocemos y amamos. Si la etiqueta horror punk existe es por canciones como esta, que además inicia un idilio con el director de la película que homenajea, lo que les llevó a componer temas sobre sus continuaciones, Day of the Dead y Land of the Dead, e incluso a aparecer como zombies en el videoclip del tema Scream, dirigido por el propio maestro. Jorge Loser
Die, Die My Darling – Este tema tiene ese rollo naif que siempre me ha atraído de Misfits; ese punto de simplicidad en letra y estructura tan punk como clásico, ese que siempre echas de menos cuando te asomas al complejo y pomposo universo de otras bandas de culto del público más dark. Esta canción no es ni la más furiosa ni la más inspirada del tenebroso repertorio de Danzig, aunque tal vez sí sea la más ingenua. Y es justo ahí donde está su magia. Patricia Santiago
Astro Zombies – «With just a touch of my burning hand / I send my astro zombies to rape the land«. De ese modo podría empezar La Iliada posmoderna, el canto épico actualizado hasta convertirlo en un vómito radioactivo de excesos de horror. Horror más cerca del hecho de emborracharse y acabar encerrado en el sótano de un tío raro viendo películas de serie B que del Holocausto, Hiroshima o Nagasaki, ¿pero qué importa? Eso define el siglo XX. Y los Misfits lo declararon a su manera: con muchos «uoh, oh, oh». Álvaro Arbonés
Teenagers from Mars – “Teenagers from Mars, and we don’t care”. No hacía falta sacarse el First para entender aquel estribillo, ni nada más complejo que aquella oda al cine de serie B y la actitud punk para hacer sentir a un muchacho de 19 años que dedicaba sus ratos libres a montar un festival de pelis de miedo con sus colegas que había encontrado al mejor grupo de la historia. Pedro Toro
Halloween – El himno definitivo para la Víspera de Todos los Santos, con permiso de Los Suaves y John Carpenter, no invita a pedir dulces de puerta en puerta ―entre otras cosas, porque habla de manzanas de caramelo y cuchillas―, sino a pasar directamente al truco e incendiar todas las casas del barrio para ver arder a tus vecinos. Respira tanto fuego como amor por la única festividad con sentido, y además nació haciéndole un guiño de tuerto a la cultura popular que emana de ella: su cara B era una secuela. «En este día todo vale», gritaba Danzig. Como para no acordarse. Andrés Abel